En esa ocasión, creando mi propio ZX Spectrum "netbook edition", ya mostré no sólo mi gusto por lo retro, sino que soy un frikazo de narices. Últimamente, aprovechando que he tenido unos días de vacaciones, he estado alimentando un poco más estos sentimientos leyendo la novela que hoy nos ocupa, Ready Player One.
El caso es que el tipo va y se muere, y como tiene pasta hasta las orejas, pero no tiene ningún amigo ni familiar y como he dicho antes, vive en su propio mundo, se le ocurre... crear un concurso dentro de la realidad virtual, que comience con unos acertijos. El que descifre los tres acertijos y con ello consiga las tres llaves, podrá abrir las respectivas puertas y al hacerlo accederá a unos juegos. El primero que resuelva los acertijos y supere las consiguientes pruebas, heredará toda la fortuna del tal Halliday.
Ahí es cuando aparecen un montón de jugadores, los gunters, intentando desesperadamente descifrar los acertijos. Como tanto los acertijos como los juegos se basan en todas las frikadas que le gustaban al tipo en cuestión, se estudian su vida y todo lo que a este hombre le gustaba. Uno de ellos es nuestro protagonista, el segundo gran frikazo que nos vamos a encontrar, Wade - Parzival.
El libro es muy entretenido, tiene fundamentalmente esquema de videojuego, con los personajes continuamente pensando cómo resolver los retos. Pero a la vez no faltan unos malos, la pérfida empresa GSS y su cabeza visible Sorrento, que quiere ganar la pasta para hacer que Oasis sea de pago y no le importa hacer todo tipo de triquiñuelas para ganarla. Y hasta tiene una friki-historia de amor algo raruna y a la vez con poca chicha.
Sin embargo, si algo caracteriza especialmente a este libro son las continuas referencias a todo tipo de frikadas. El caso es que muchas de ellas ni siquiera son a videojuegos, películas, etc. demasiado populares, así que... obviamente en realidad son las que le gustan al tercer gran frikazo que vamos a mencionar: Ernest Cline, el autor del libro. De forma que al final y sin darnos cuenta somos nosotros, los lectores, los que nos estamos empollando en las cosas que le gustan a este tipo. Pero sin heredar una fortuna. Para que os hagáis una idea del nivel al que puede llegar este hombre, ahí tenéis una foto suya ¡con su DeLorean! (el coche - máquina del tiempo de Regreso al Futuro, recordad). Y no sólo eso, sino que lo tiene trucado mezclando otros elementos de El coche fantástico y Cazafantasmas. No os perdáis esta página, donde hay todo tipo de vídeos y fotos del invento.
Por si nos quedaba alguna duda de las similitudes entre Cline y el ricacho Halliday, basta con ver esta página en la que el tipo explica que... ¡creó su propio concurso, en el mundo real!. Al parecer, metió un huevo de pascua en el libro. Tirando del hilo, averiguas los acertijos, consigues tres llaves, abres puertas superas videojuegos... es decir, la misma estructura que el juego del libro. Al final, el premio era... ¡su DeLorean!. Desgraciadamente, chicos, el concurso ya acabó. El ganador fue este tipo, que se convierte así en el cuarto gran frikazo de este artículo.
Como decía antes, el libro está lleno de referencias a todo tipo de frikadas, todas ellas reales, es decir, han existido realmente. Algunas mencionadas sólo de pasada, pero muchas de ellas formando una parte muy importante del argumento. ¿De qué tipo?, pensaréis. Básicamente, ¡de todos!.
Por supuesto, hay fundamentalmente muchas referencias a videojuegos. Sobre todo se centra en dos vertientes: juegos de la Atari 2600, y juegos arcade de las recreativas. Entre las recreativas, clásicos como Pacman junto a otras mucho menos conocidas (al menos por mi) como Joust (juego gracias al cual, por cierto, nuestro cuarto frikazo de aquí arriba ganó su DeLorean, al conseguir un record mundial histórico para poder acceder al premio). Pero en general, casi todos los videojuegos que se mencionan son muy, muy pero que muy antiguos, básicamente de los inicios de los videojuegos. Sólo unos pocos son unos añitos más modernos, como el Black Tiger. También se mencionan los orígenes de las aventuras conversacionales, con juegos como Colossal Cave y Zork.
No pueden faltar tampoco referencias a películas y series, no tanto a las mejores pelis ochenteras, sino más bien a una obras con ciertos tintes frikis o geeks, como Tron, Los caballeros de la mesa cuadrada, Juegos de guerra o Blade Runner.
Por otra parte tenemos referencias a juegos de rol, principalmente a Dragones y Mazmorras.
Y si lo que te gustan son los grandes robots, ahí nos sobramos: los tienes prácticamente todos, con intervenciones especiales de algunos como MechaGodzilla, Leopardon o Voltron. Y puestos a poner un personaje de Mazinger-Z, para qué vamos a poner uno conocido... ¡que sea una Mazinger travestida que no conoce ni su padre! (Minerva-X).
¿Música?. También. Alguna más conocida, sobre todo bailable, como Wham o Billy Idol, con otra más raruna y... aparentemente frikuna, como el grupo Rush.
Y más, más referencias de todo tipo, sin parar: comics, libros... ¡cereales!...
En definitiva, un libro muy entretenido para cualquiera, que se lee en un suspiro... pero sobre todo, ¡un libro imprescindible para todo buen friki!. Especialmente frikis nacidos a principios de los 70, claro. De hecho el autor me saca un par de añitos y sólo eso la verdad es que ya se nota.
Una vez acabado el libro, recomiendo hacer lo que acabo de hacer yo con este artículo: buscar las referencias que no hayamos reconocido (algunas de ellas realmente no llegaron a ser nada conocidas en España, así que dudo mucho que nadie español las reconozca todas), y ver de qué se trataba exactamente. Aunque, bueno, con este artículo ya os lo he puesto un poco más fácil (y eso que no he enlazado todo).
Diablos, ¡realmente lo he disfrutado!... ups, estoy pensando... estoooo... ¡¡¡¿me convierte eso en... el quinto gran frikazo de este artículo?!!!...
P.D.: Mi fiebre retro-friki se pasará en algún momento. Dadme tiempo... al menos hasta que pase la inminente RetroMadrid, para la que estoy preparando algo ;-)
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