viernes, 11 de octubre de 2013

Oda al informático vago

de desmotivar.com
Amigo cazatalentos, no le des más vueltas. Deja de estudiar la personalidad de tus candidatos desarrolladores de software: su positividad, su entusiasmo, su inteligencia, su liderazgo, su empatía, sus valores y todas esas zarandajas. Que sí, que pensabas que eso era importante, lo sé. Pero es mucho más sencillo que eso. Si estás buscando a los mejores informáticos, hay un aspecto que te mostrará de forma inequívoca quiénes son. Distinguirás al mejor porque será un vagazo. Un perraco. Un zángano de monte. Un gandul del abedul. Un oso perezoso. Un haragán sin cura posible. Un remolón irredento. Un indolente natural. Lo más holgazán que ha parido madre.

Ese y sólo ese será el factor que te hará reconocer a tu candidato uno entre un millón. El tío capaz de cambiar las cosas. El factor diferencial. El informático alfa.

No me crees, ¿verdad?.

Al fin y al cabo llevas toda la vida escuchando la importancia de la disciplina y el trabajo duro. Piensa en tu propia historia. Cuando eras un niño pequeño, te tirabas el día jugando, imaginando, creando. Llegaste al colegio y todo cambió. De repente no sólo tenías que estar todo el día escuchando el rollo macabeo que te contaba el profesor, y que te importaba un pimiento, sino que cuando por fin llegabas a casa tenías que... ¡hacer los deberes!. Deberes que estaban diseñados aposta de forma que fueran, bueno, un rollazo. Que no aportaran nada. Su único objetivo era moldearte de acuerdo a esos principios de la disciplina, trabajo, etc., o sea, que su único objetivo era que agacharas la cabeza y te acostumbraras a perder unas horas de tu precioso tiempo haciendo algo que ni te aportaba nada a ti, ni le aportaba nada a nadie, ni disfrutabas haciéndolo (bueno, quizá tú sí lo disfrutaras un poco... ¡y por eso no eres un informático alfa!).

de desmotivar.com
Ahora bien, retrocedamos unos años, y estudiemos la historia de Willi, el primer informático alfa. Willi estaba pasando a limpio uno de esos insufribles trabajos del cole con su máquina de escribir. Taka-taka-taka-ta-ka-takataka-kata¡CRACK!... ¡cagonlaleche!, ¡ya me he vuelto a equivocar!. Como buen vagazo, Willi no había comprado aún el típex, que le hubiera permitido corregir los errores (más mal que bien) y que se le había acabado hace dos años. Por supuesto, Willi no estaba dispuesto a volver a escribir la página entera, bastante se había aburrido ya preparando ese trabajo sobre las opciones reproductivas del berberecho silvestre en celo. Como no era la primera vez que no presentaba un trabajo (dos años sin típex dan para muchos trabajos sin presentar), Willi se encontró conque para aprobar el curso le habían puesto la condición de... preparar otro trabajo para Septiembre. A máquina, por supuesto (la letra de Willi era deslabazada y poco definida, como corresponde a todo buen informático alfa).

Como la necesidad aguza el ingenio, Willi pensó una solución a sus males. Cogió cuatro condensadores, unas resistencias, una caja de zapatos, una malla de las patatas, un gnomo del bosque (esto es sólo una leyenda urbana no verificada, al contrario que el resto del artículo), un cristal de la ventana y unos botones de camisa, se puso manos a la obra y creó... el primer ordenador. Gracias a él, cada vez que se equivocaba al pulsar el botón equivocado mientras escribía, podía apretar la goma de borrar (en un alarde de ingenio y originalidad Willi usó una goma de borrar Milán en lugar de un botón para eliminar la última letra escrita), y no tenía que volver a empezar cada vez que la cagaba. Willi celebró su hallazgo durmiendo una profunda siesta de 3 horas.

El día antes de la fecha límite de entrega del trabajo, Willi se dio cuenta de una cosa... tenía todos los bytes del trabajo guardados en el tambor de Colón floppy que le servía de almacenamiento, pero no podía llevar el trabajo así, porque el profesor no estaba preparado aún para tamaño avance (y aparte de eso, no tenía su dirección de email). Se puso manos a la obra y con unas agujas de coser, unas plastilinas y el líquido de siete latas de calamares en su tinta, creó la primera impresora, con la que pudo plasmar el trabajo en papel y entregarlo. Es verdad que tuvo suerte para que su madre tuviera la despensa llena de latas de calamares, y que estos no fueran en salsa americana (el mundo no estaba aún preparado para las impresiones en color), pero lo cierto es que esta es otra de las características que persiguen a los informáticos alfa: cuanto más acorralados parece que están, más suerte tienen.

de desmotivaciones.es
¿Por qué sucede esto?. Obviamente, es una cuestión evolutiva. La Naturaleza ayuda al ser humano a garantizar su supervicencia, y en los momentos importantes es capaz de dar un empujoncito para apoyar estos sucesos que nos hacen evolucionar. Dios no juega a los dados. Si Willi no hubiera sido más vago que la chaqueta de un guarda, hubiera escrito otra vez su trabajo, que tampoco era para tanto el sufrimiento, y por tanto no hubiera creado nunca un ordenador. Y la Informática no hubiera existido jamás.

El arma principal del informático alfa, que ya hemos visto en acción en la emotiva historia de Willi, es el detector de coñazos. El informático alfa tiene un detector natural que le hace percibir de forma inequívoca cuándo una tarea es automatizable y optimizable, y se debería buscar una forma diferente de hacerla, o de evitarla para que no sea necesaria. Y lo siente en forma de coñazo. Y lo siente tan fuerte, que recibe unas energías que hacen aumentar su ingenio y le ayudan a encontrar una solución que optimice el trabajo, y que por tanto le distinguen frente al resto de informáticos obedientes.

Ejemplos los tenemos a patadas. Toda la evolución de los procesos y herramientas de desarrollo de aplicaciones ha surgido a partir de informáticos alfa. Todas las herramientas de desarrollo las ha creado uno de ellos, como no podía ser de otra forma. Y las metodologías ágiles, por ejemplo, son resultado indudable de la agitada mente de un informático alfa, que supo usar su detector de coñazos para percibir que las metodologías estaban llenitas de ellos, que escribir documentación para los programas era un aburrimiento y no podía ser bueno, que las reuniones eternas con clientes en las que no se avanza nada no hay cristo que las aguante, y que las estimaciones y los planes definidos a largo plazo acaban llevando a hacer tareas poco lógicas, sin sentido y, claro, aburridas.

de himajina.blogspot.com
Quizá pienses que si el candidato es tan vago no hará nada y punto. Pero te equivocas. El informático vago disfruta trabajando para no trabajar. Y en el fondo es conocedor del importante papel que tiene en el desarrollo de la Humanidad, aunque no necesariamente de forma consciente. Su detector de coñazos le convierte en el mejor definidor y propulsor de buenas prácticas de desarrollo. Y ya hemos visto la importancia de todo esto para cualquier mínima evolución en el mundo de la Informática.

¿Me crees ya?.

Pues ahora escucha, amigo cazador de talentos. Si me haces caso, puedes resumir tus entrevistas de trabajo en una sola pregunta:

1.a. ¿Te definirías a ti mismo como un vagazo?

Ni siquiera hace falta hacerla en persona, puedes mandar un formulario a los candidatos, o una encuesta online. Y tendrás una efectividad del 100%.

Por tanto, con esto tienes en tu mano la oportunidad de convertirte en un pionero... de convertirte en EL PRIMER CAZATALENTOS ALFA VAGAZO.

Y pegarte la vida padre, ya puestos.

3 comentarios:

  1. Andrés, se te olvida que la gente miente en las entrevistas de trabajo. Después de la difusión internacional de tu entrada en el blog, todos los candidatos responderán a la pregunta "1.a. ¿Te definirías a ti mismo como un vagazo?" con un rotundo SÍ, con lo que no sabrás si estás ante un vago auténtico o ante un impostor.
    Hay que buscar "preguntas trampa", que parezcan otra cosa pero en realidad busquen identificar el nivel de vagancia del candidato.
    Por ejemplo:
    ¿cuándo fue la última vez que te hiciste la cama? Respuesta medianeja: Nunca. Respuesta correcta: Yo siempre duermo en el sofá, así puedo ver la tele sin levantarme, y si por alguna casualidad consigo ligar y me llevo alguien a casa, ¡tengo la cama hecha!
    Muriel

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    Respuestas
    1. ¡Es verdad, no había pensado en eso! Tu pregunta es casi definitiva, pero por si acaso conviene meter redundancia con otra pregunta, que la gente es muy astuta en la mentira.
      Por ejemplo:
      "¿Cuántas veces te duchas / bañas a la semana?"
      Respuesta medianeja: Ninguna
      Respuesta correcta: Continuamente, desde que cambié el sofá del salón por una bañera que dejo siempre llena para estar sumergido mientras veo la tele (o duermo)

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  2. Llegué a este artículo, luego de ver una presentación tuya en Scripting en Groovy. Lo que enuncias, sobre los trabajadores vagos, es cierto. Yo soy uno de ellos. Saludos desde Lima, Perú.

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