jueves, 29 de noviembre de 2012

Maven. Te quiero. Te odio

Querida... amada Maven:

Ya sabes que nuestra relación ha sido siempre muy complicada. Hemos tenido que pasar por mil y una dificultades, hemos tenido que sortear cientos de obstáculos y aunque siempre parecía que lo nuestro no funcionaba, una y otra vez conseguíamos encontrar esa solución mágica que nos hacía superarlo.

En cuanto te conocí me di cuenta al instante de que recogías muchas de las virtudes que llevaba tanto tiempo buscando. Me volvía loco tu repositorio y tu gestión de las dependencias, con ese toque de transitividad que sabías darle, como nadie había sabido hacer hasta ese momento. Y eso a pesar de que la inseguridad que conlleva la primera vez te llevaba a menudo a no dejar claras tus prioridades. Pasaron años hasta que fuiste capaz de organizarte para que no quedara nunca la duda sobre qué versión elegir. Sólo esto ya era suficiente para estar contigo. Todavía hoy no he visto nunca otra que te haga sombra en esto, como mucho algunas lo que hacen es copiarte sin siquiera querer ocultarlo. No sólo eso, desde el principio me aportaste algo más que necesitaba mucho en ese momento, como es la posibilidad de orquestar varios proyectos y tener una gestión clara de la creación y gestión de sus versiones. Y también facilitabas e integrabas muy bien la ejecución de las pruebas unitarias.

No todo fue bonito, ni mucho menos. Siempre te gustó jugar conmigo, siempre te gustó ponérmelo difícil. Cada vez que se me ocurría proponer algún plan que se saliera de a lo que estabas acostumbrada en cuanto a la construcción de los paquetes y componentes, tú te ponías nerviosa y colocabas barreras para que conseguirlo fuera un suplicio. Algo que parecía muy sencillo se convertía en complicado, y a menudo tenía que buscar cómo engañarte para que te acabara gustando lo que te proponía.

A esto contribuía mucho la falta de comunicación que teníamos. Nunca me decías cómo te sentías realmente, te ponías misteriosa y no me ayudabas a sacar las cosas adelante. Muchas veces me contabas verdades a medias sobre tus plugins, o me dabas información anticuada que había cambiado lo suficiente como para que ya no me valiera, y a menudo tenía que explorar en lo más profundo de tu ser, llegando hasta el mismísimo código fuente, para descubrir lo que te ocurría realmente.

Parte de la culpa de todo esto la tiene seguramente mi ex-novia, Ant, que no tenía ninguna de tus mejores virtudes pero que si brillaba en algo era precisamente en la construcción personalizada de los componentes. Tú siempre has valorado más la construcción estandarizada, y no te lo reprocho, pero no creo que lo uno tenga por qué interferir con lo otro. De hecho mi ex, corroida por la envidia, te intentó copiar y se compró un coche llamado Ivy para competir contigo en la parte más básica, la gestión de dependencias. Mi ex tiene su público, claro, pero cuanto más tiempo ha pasado más me he dado cuenta de lo anticuada que es en realidad. Ahora veo que estandarizar la construcción tiene bastantes ventajas.

En cualquier caso, seguramente lo peor por lo que he tenido que pasar en nuestra relación es que te integrabas muy mal con mis amigos del club Eclipse. No te querías ni acercar por allí, y me obligabas a hacer malabarismos para que no chocarais en vuestros planes. A veces coincidíais tangencialmente y teníais algún tipo de contacto, lo suficiente para aprovechar sobre todo tus maravillosas dependencias, pero el contacto nunca llegaba a ser realmente amistoso.

Con el tiempo mi paciencia fue dando frutos, y gracias a eso te fui descubriendo nuevas sorpresas. Ese repositorio Nexus que mejoraba el rendimiento y hacía de repositorio central corporativo, esos arquetipos que hacían que no tuviéramos que empezar siempre desde el principio, esa integración con herramientas como OneJar y Launch4j que comentaba en mi artículo de hace varias semanas... y sobre todo fue un gran descubrimiento el día que se unió a nosotros nuestro fiel perro, Jenkins. Gracias a él muchas de tus incomodidades se gestionaban mejor, y perdía mucho menos tiempo con todos esos deploys que tenía que hacer tan a menudo. Debo decir que él y tú sí que encajabais perfectamente y parecíais hechos el uno para el otro.

Pero... no quiero salirme del tema. Te escribo esta carta porque me siento engañado.

La otra noche pasé por el nuevo local del club Eclipse en la calle Juno. La verdad es que llevaba mucho tiempo sin conocer ninguno de los locales que habían ido abriendo por la ciudad, quizá con miedo de que tu falta de integración se acrecentara en ellos.

Y cual fue mi sorpresa cuando... te vi allí, en el club. Alternando con todos, como una ramera barata. Dejando que cualquiera te tocara el culo sin poner ningún tipo de oposición. Hablando con todos, ayudando a todos. Con todos, hasta con el más tonto de los dummies. Cualquiera era capaz de manejarte, de entenderte, así de fáciles les ponías las cosas. De repente, dejaste de lado todas esas dificultades que me habías puesto a mi. Hacías que usarte fuera lo más fácil del mundo, que prácticamente no hiciera falta saber nada. Que con dos clicks tuvieras creado tu proyecto y que con otro más añadieras las dependencias que necesitaras. Por supuesto, sé que debes seguir teniendo complejidades escondidas, que irían apareciendo con el tiempo. Pero llegar a ti es ahora mucho más fácil.

Sé que no te diste cuenta, que me confundiste con cualquier otro de los múltiples acompañantes que tuviste, pero esa noche... esa noche yo también te usé. No pude evitarlo. Ya no soy importante para ti... debería matarte, o al menos abandonarte para no volver a verte jamás. Los celos me carcomen, no puedo soportarlos. Pero ya no puedo vivir sin ti. Es mucho lo que me das.

A partir de ahora seré uno más en tu vida, otro usuario anónimo que entra y sale pasando desapercibido. Pero quiero que sepas que nuestra historia fue muy especial durante mucho tiempo y que no te olvidaré jamás. No es una carta de despedida, pero sí que es la última vez que te hablaré como alguien especial y cercano a ti.

Te quiero. Te odio.


P.D.: Tengo una nueva vecinita llamada Gradle que me está intentando seducir. Sabe qué teclas tocar, ya que afirma que reúne tus ventajas con las de mi ex. Por ahora me resisto, he sufrido demasiado y no me siento con fuerzas para empezar otra vez, pero como un día me dé por conocerla mejor igual te acabas olvidando de mi para siempre...



6 comentarios:

  1. Jesús L. Domínguez Muriel3 de diciembre de 2012, 19:44

    Muy buenoooo. Plas, plas, plas.
    Si es que no hay como el sufrimiento y los corazones rotos para sacar al escritor que llevamos dentro.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias. Maven no está nada flaca, que lo sepas (neurótica sí...) ;-)

      Eliminar
  2. La parte de Maven etc. muy lograda, esté o no de acuerdo en todo ;), pero aunque entiendo que es en clave de humor "negro", teniendo en cuenta como está el patio, la parte final, y especialmente la imagen, no me parecen muy recomendables.
    Opinión personal, obviamente :)

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ElJavato, muchas gracias por el comentario. La verdad es que esperaba que quedara claro el tono de broma, no tenía ni la más mínima intención de herir sensibilidades, ni muchísimo menos de fomentar la violencia de género. Si además tenemos en cuenta que estoy hablando de... bueno, de Maven, pues tampoco veía tanto el problema. Dejo claro que aborrezco la violencia en general, y la de género especialmente. Añado un link sobre un caso parecido, me parece interesante leer las opiniones:
      http://lacomunidad.elpais.com/custodiacompartida/2007/8/14/canciones-politicamente-incorrectas-la-matare-loquillo

      Eliminar
    2. Ya, y por eso digo que entiendo que el intento es que sea en clave de humor, pero seré yo que no le veo la necesidad. Y por aclarar, me da igual el género, ya que soy mas bien poco feminista... o machista, pero esa visión de "para mí o para nadie" es retrógada en cualquier género.

      Eliminar

cookie consent